¿Por qué ahora la certificación energética de edificios?

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Como comentábamos hace unos días, es inminente la aprobación de la norma que establecerá la obligatoriedad de la certificación energética para edificios existentes en España. Es una norma que afecta, principalmente, a los inmuebles a la venta o alquiler y que salvo sorpresas, entrará en vigor el 1 de junio de 2013.

La certificación energética se aprueba ahora después de múltiples retrasos y que en realidad debería estar en vigor desde hace varios años, y tiene su origen en una directiva de la Unión Europea del año 2002 (sí, de hace 11 años). Esta directiva establecía como se deben certificar los edificios para poder comparar entre ellos y saber cual es más eficiente energéticamente. El Gobierno de España decidió transponer solo parcialmente esta directiva y aplicarla únicamente a los edificios construidos a partir de 2007. Sin embargo, la Unión Europea estimó que no era suficiente y en 2009 se condenó a España a retomar el tema y que realizara una transposición adecuada para la directiva. Así, ha ido pasando el tiempo, se han pagado multas por retrasos en la transposición, los países de la Unión han hecho sus deberes y han desarrollado una industria relacionada con la eficiencia energética en edificios, y nos estamos quedado atrás. El porqué ahora parece secundario.

Algunos se preguntarán qué necesidad tiene la UE de obligarnos a introducir esto de la eficiencia energética en nuestras vidas. Muy sencillo: el 40% de la energía que se consume en los edificios mientras que el resto se reparte entre transporte e industria. Mejorar este consumo es fundamental para cumplir con los acuerdos de Kyoto. Pero además, da a las familias y a las empresas del sector terciario la posibilidad de reducir sus costes en luz y gas, posibilitando que este dinero que revierta en el mercado y ayude a dinamizar la economía. Hay que añadir que Europa quiere que se cree una industria de la eficiencia energética que se convierta en referencia a nivel mundial, recuperando el liderazgo industrial que en su día perdió.

Puede que a muchos les resulten estas ideas una quimera. Sin embargo, es mucho más factible de lo que se imaginan. Como ejemplo, un dato que aunque no tiene que ver directamente con la certificación energética de edificios, es bastante elocuente: si se sustituyeran todas los máquinas frigoríficas comerciales que hay en supermercados e hipermercados por máquinas eficientes, se ahorrarían 300 millones de Euros cada año, el equivalente al consumo de la ciudad de Valencia. Por cierto, esas máquinas se fabrican en Pamplona por una empresa española y se amortizan en muy corto plazo.