En un corto espacio de tiempo hemos tenido que adaptarnos a una situación económica difícil. El dinero ha pasado a ser un bien escaso y tenemos que gestionarlo de la manera más inteligente posible. Y esto es una realidad que va desde las más grandes empresas al más humilde de los particulares. Cada céntimo que no optimizamos es un céntimo que no vuelve. Da igual que sea en el súper, la tarifa del móvil, la ropa, el mantenimiento de nuestra nave,… y como no, en la energía. Conseguir optimizar todos estos gastos es fundamental para sanear nuestra economía.
Cuales son los beneficios para España de tener una política activa en eficiencia energética:
- Es nuestra oportunidad para asegurar la competitividad de nuestras empresas con sus homólogas extranjeras: si disminuyen sus costes en energía, podrán bajar sus precios. Si aumentan sus márgenes, pueden reinvertir en su negocio.
- Los particulares que consuman menos energía tendrán más dinero disponible para consumir y activar la economía de su entorno, o para ahorrar y generar un beneficio financiero.
- Además, nos preparamos para la subida de precios progresiva que está sufriendo la energía. Por ejemplo, el precio de carburantes está en máximos históricos.
- Si necesitamos menos energía, importamos menos energía: España importa un 76,4% de la energía primaria que consume (petróleo, gas, carbón), 22% más que la media de la UE. Esto nos hace muy dependientes de otros países: Rusia, Irán, Arabia Saudí, Libia, Venezuela, Irak, Argelia,… Por cada kWh que se ahorra de energía, se dejan de comprar entre 3 y 6 kWh del combustible usado para su producción.
- Se fomentará la creación de un abanico de empresas enfocadas a la eficiencia energética que adquirirán experiencia en el mercado exterior para luego poder ofrecer sus servicios fuera de España. Ya está ocurriendo en otros países, como Francia.
- Se disminuirán las toneladas de CO2 emitidas por España. Cada país tiene unos derechos de emisiones que tienen un máximo establecido en el Tratado de Kyoto. Si emitimos menos de ese máximo, podemos vender nuestro excedente a otros países.
Por supuesto, hay una necesidad de protección ambiental que hay que contemplar. Al fin y al cabo, este es el planeta que le vamos a dejar a nuestros hijos. Más vale que sea lo mejor posible. Y si encima nos ahorramos un dinerito, miel sobre hojuelas.
Recordad: eficiencia significa gastar menos para conseguir lo mismo… o más!