Las 2 formas de obtener un certificado energético

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Nos encontramos con propietarios que prefieren pagar 70 € por un certificado sin garantías como también inquilinos que buscan pisos mal calificados para rebajar el precio del alquiler o la compra. Si la letra de nuestro piso dependiera solo de las condiciones del piso sin duda buscaríamos al certificador más barato. Sin embargo, el resultado final depende mucho de quién y cómo haga el trabajo. Veamos las 2 formas que hay de afrontarlo:

  1. Certificados introduciendo en los programa informáticos valores por defecto. Si el técnico visita el inmueble y toma unos datos básicos es una forma de certificar legal. Pero legal no significa REAL. No se investiga ni se realizan cálculos que puedan afinar el resultado y lo normal es que se obtenga una o dos letras menos de la real.
  2. Certificados usando datos completos. Se obtiene una certificación LEGAL y además, REAL. El técnico utiliza todo el tiempo que necesita para realizar el certificado y se asegura que la letra obtenida es la real y no una inferior. Además, presenta unas medidas de mejora adaptadas a las necesidades del propietario, ahorrándole miles de euros en caso de que realice reformas inadecuadas en el futuro.

Entre el primer método y el último podría haber entre 50 y 80 euros de diferencia en el precio del certificado. Sin embargo, solo en un año de alquiler, una pérdida de 30 € al mes (una previsión muy conservadora) después del regateo de un posible inquilino supone dejar de ingresar 3.600 € durante los 10 años de validez del certificado. Si nos consiguen regatear 50 € al mes, son 6.000 €. La cuenta parece sencilla.