Cómo dejar de gastar 30.000 millones de euros para convertirlos en inversión directa en España

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Por mucho que se esfuercen en convencernos de lo contrario algunos «expertos» en programas serios, no tan serios o tertulias, la energías renovables son el futuro energético no solo para España si no para la humanidad en general. En el medio plazo garantizará la supervivencia como especie, pero es que en el corto plazo, los ahorros generados por el cambio de modelo energético revertirán en el propio país. Y es importante entender que es un tren que España está a punto de perder y que condicionará el futuro de nuestros hijos, nietos y bisnietos.

¿Por qué es tan importante? Los países de nuestro entorno ya están entregados al cambio de modelo hacía uno basado en energía renovables. Eso significa que están dejando de comprar los combustibles en el exterior y destinando ese dinero a inversión en las nuevas tecnologías. Eso genera empleo que de otra manera nunca se crearía en el propio país. Ese empleo a su vez crea riqueza y consumo interno, entrando en lo que los economistas denominan un circulo virtuoso. Y nos están cogiendo la delantera.

Seguramente ahora te estarás pensando si es para tanto el gasto en combustibles. Pues ronda la friolera de 30.000 millones de euros al año en España. Se trata de gas, carbón (el autóctono es residual), petróleo y uranio. Ese dinero va a países como Argelia, Nigeria, Catar, Namibia, Niger, Arabia Saudí, Kazajistán o Irak. Para que te des cuenta de la magnitud, la mayor «industria» española en Producto Interior Bruto y en empleo, el turismo, genera del orden de 60.000 millones al año en ingresos. ¿Te imaginas lo que podríamos hacer si la mitad de ese dinero estuviera disponible para inversión o simplemente para consumo interno? ¡Todos los años!

Pero no sería la única ventaja. Es un hecho objetivo que las energías renovables son mucho más baratas que las convencionales. Un modelo energético basado en renovables abarataría muchísimo nuestra factura de la luz y la de las industrias. Hay que recordar que la supervivencia de algunas grandes industrias en España, o sin ir más lejos en Asturias, ha estado pendiendo de un hilo por el precio de la energía, habiendo que hacer malabarismos por parte de la Administración para que pudieran conseguir la energía a un precio más competitivo.

Esto sin tener en cuenta las medidas complementarias para la reducción del consumo, que dejarían todavía más recursos disponibles para que revertieran en nuestra economía.

La tecnología está ahí. Solo falta la voluntad de la administración o esperar a que la Unión Europea nos obligue. Pero entonces será tarde. Nuestros vecinos llevarán tiempo ya empleando esos recursos en crecer.